LA RENOVACIÓN - Poema inédito de José Kozer



Um poema inédito de José Kozer, recebido em primeira mão do próprio mestre. "Recién salido del horno, todavía me huelen las manos a pan", segundo suas próprias palavras. Coisa rara, biscoito fino. Aproveitem.




LA RENOVACIÓN

Aquel día, y lo considero memorable, se me
pegaron las sábanas.

Olga muerta, me lo comunicó su hija, que de
paso es mi hija, y me
hice el que no sintió
nada. Me hice y no
me hice, pasó la
bandada de totíes
de siempre (aquel
día con retraso).

Leí un capítulo de la Biblia en voz alta, por
sus despojos. ¿Los
despojos de Olga 
o de los totíes;
murieron?

Adiós, Olga, con tu dedo de frente, el apellido
que usurpaste, haber
vivido (cada vez peor)
del cuento, ningún
esmero de mi parte
en este instante, nada
de reminiscencias ni
descripciones de las
idas eras, ni una
anécdota de un
estólido anecdotario
en que tú y yo, nada.

Colgué el teléfono. Y salí disparado a leer
Eclesiastés 12:12, luego
de tender la cama. Once
de la mañana, a lo que
creo. La Biblia depositada
en su lugar (nada estelar)
del librero: hacía años
que no la abría. Yo que
fui tan. Están bastante
sucias las sábanas.
Ajadas. Y amarillentas
las páginas sagradas.
Yo también. Que
aguanten todos la
vela, entre todos.
Estoy fuera. Renqueo,
camino del tocadiscos.
Prokoieff (sonatas). Va
para dos semanas de
lo mismo, y dentro de
lo mismo, variaciones
del tipo cambiar
(mañana) las sábanas,
Bartók al tocadiscos.

Hace años que no me siento así de bien.
Eufórico. Todo me
sonríe. La buena
música me resulta
mejor que nunca,
los poemas de
Shelley se han
ido encumbrando
poco a poco en mi
cabeza, y créase
que no, de vez en
vez me extasían
(Carta a Maria
Gisborne).

Hago vida moderada. Pese a los años tengo
buena salud, salvo
quizás lo de la
cagalera. Siempre
tiene que haber algo.
Lo mejor no obstante
está por venir, y creo
acaba de empezar.
Once de la mañana,
y acabo de dejar la
cama, yo que
durante décadas
he despertado a
las cinco treinta en
punto clavado por
el reloj de mesa y  
por todos los relojes
astrales detrás y
debajo de la bóveda
celeste (toma).

¿Qué me propongo? Nada. Un caos moderado.
En vez del huevo duro
con pan, esta mañana,
con sumo retraso, me
empujo una pechuga
fría de pollo, la bajo
con unos lingotazos
de scotch. En las
rocas. Una, la de
Prometeo encadenado,
por meterse donde no
lo llaman. Ya. Tengo
ochenta años, todo
resulta evidente
cuando se está a
punto de variar: a
punto de parihuelas,
nada más cómodo,
te llevan en andas,
y te refresca la brisa,
el viento alza la mortaja,
y ahí se me ve, patas
por delante, obligado.

2 comentários:

Anônimo disse...

This is a good blog. Keep up all the work. I too love blogging and expressing my opinions

Anônimo disse...

thanks for posting this.

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